El invierno trae situaciones muy distintas según la zona que afectan directamente a nuestras cosechas; semanas seguidas de lluvia, heladas, cambios bruscos de temperatura… Actuar antes del golpe de frío es clave. En este artículo te contamos algunas soluciones prácticas para proteger nuestro huerto del frío y reducir daños: desde mantillo y acolchados hasta túneles, campanas y mantas térmicas.

Por qué el frío y las heladas dañan las plantas

Cuando la temperatura baja de 0 °C, el agua que hay en las plantas se congela. Esto hace que pierdan parte de su humedad y los tejidos se deshidraten. Si el frío llega de forma brusca o muy intensa, el hielo puede dañar las células y afectar al crecimiento. En los árboles y arbustos, las heladas fuertes también pueden dificultar el paso del agua por dentro de la planta. Además, el suelo frío limita la absorción de agua y nutrientes, y el viento invernal seca las hojas con más rapidez.

Soluciones sencillas y efectivas

Mantillo vs. Acolchado (mulching)

El mantillo es una mezcla de materiales orgánicos —como compost, estiércol o restos vegetales descompuestos— que se mezcla con la tierra para mejorar su estructura y aportar nutrientes. En invierno, ayuda a mantener la actividad biológica del suelo y a prepararlo para la primavera, evitando que se compacte por el exceso de lluvia o las bajas temperaturas.

El acolchado o mulching , en cambio, es una capa de materiales naturales — como paja, hojas secas trituradas, corteza o compost maduro— que se coloca sobre la superficie del suelo. Su función es proteger las raíces del frío, conservar la humedad y evitar la aparición de malas hierbas. En invierno, aplica una capa de mulching de unos 5 a 8 centímetros en tu huerto, dejando unos centímetros libres alrededor del tallo para prevenir podredumbres. 

Túneles de cultivo con mallas térmicas

Los túneles de cultivo son una forma sencilla y muy eficaz de proteger hortalizas de invierno y plantones frente al frío, el viento y las lluvias intensas. Actúan como un pequeño invernadero que crea un microclima más cálido y estable, ayudando a que las plantas crezcan sin tanto estrés térmico. Puedes construirlos fácilmente con arcos de PVC o metal y cubrirlos con malla o manta térmica o con film plástico perforado si buscas conservar mejor el calor. Asegura los bordes cada 50–60 centímetros, y en zonas ventosas refuérzalos con cuerdas o estacas.

Durante los días soleados, es importante abrir el túnel a media mañana para que se ventile y evitar la condensación, que puede provocar hongos o asfixiar las plantas. Cierra de nuevo antes de la tarde para mantener el calor acumulado. Este sistema puede elevar la temperatura interior entre 3 y 5 °C y reducir el impacto del viento.

Campanas o cloches para plantones

Las campanas o cloches son una solución muy práctica para proteger plántulas y plantones del frío, el viento y las heladas puntuales. Funcionan como pequeños invernaderos individuales que retienen el calor durante la noche y reducen el impacto de las bajas temperaturas. Puedes comprarlas ya hechas —de plástico rígido o material transparente resistente— o fabricarlas tú mismo con elementos reciclados como botellas de plástico grandes (PET), tarros de cristal o envases transparentes de repostería, siempre dejando algunas aberturas para que el aire circule.

Coloca las campanas al atardecer para conservar el calor nocturno y ventílalas al mediodía si el sol calienta, evitando así el exceso de condensación. Procura que no toquen directamente las hojas, ya que la humedad acumulada puede provocar quemaduras o hongos. Con estos sencillos cuidados, tus plantas jóvenes resistirán mucho mejor los cambios bruscos de temperatura.

6 errores comunes en invierno (y su solución)

Plástico directo sobre las hojas
Nunca cubras las plantas con plástico en contacto directo con el follaje: el calor y la humedad se acumulan y pueden quemarlas o favorecer la aparición de hongos. En su lugar, usa una manta térmica o malla antiheladas que permita respirar a la planta. Colócala de forma que quede separada de las hojas con la ayuda de arcos, tutores o cañas y asegúrala bien al suelo.

Acolchado excesivo pegado al tronco
Un acolchado muy grueso o pegado al tallo puede provocar pudriciones y atraer hongos. Lo ideal es aplicar una capa de 5 a 8 cm de espesor, dejando siempre 3 a 5 cm libres alrededor del cuello de la planta para que respire. Así se conserva la humedad y la temperatura del suelo sin comprometer la salud del tallo ni las raíces más superficiales.

Túneles sin ventilación en días soleados
Mantener el túnel completamente cerrado durante días de sol puede generar condensación excesiva y hongos en las hojas. Abre los extremos o levanta los laterales a media mañana, cuando el sol empieza a calentar, y vuelve a cerrarlo antes del anochecer para conservar el calor. La ventilación regular mantiene un ambiente sano y evita el sobrecalentamiento interior.

Regar de noche o mojar el follaje antes de helar
Regar a última hora o dejar el follaje húmedo antes de una helada aumenta el riesgo de que el agua se congele sobre las hojas y las dañe. Es mejor regar el suelo a media tarde, cuando todavía hay algo de temperatura. El suelo húmedo retiene mejor el calor y protege las raíces, pero evita mojar la parte aérea de la planta.

Podas fuertes antes de una ola de frío
Las podas intensas dejan heridas abiertas que son vías de entrada para el frío y las enfermedades. Espera a que pase el riesgo de heladas antes de realizar cortes grandes. Si es necesario intervenir, haz solo poda ligera de limpieza y aplica cicatrizante o productos protectores en los cortes para reducir el impacto del frío.

No anclar bien la manta o el túnel con viento
Las ráfagas de viento pueden levantar las mantas o dañar los túneles, dejando las plantas desprotegidas justo cuando más lo necesitan. Asegura bien la estructura con grapas, piedras o cordones de tierra, y refuerza con cuerdas transversales si hay previsión de viento fuerte. Una buena sujeción garantiza que la protección cumpla su función toda la noche.

Proteger huerto y jardín del frío es combinar prevención y buenas prácticas: suelo cubierto, estructuras ligeras, ventilación y riego estratégico. Adapta la protección a tu clima y a cada cultivo, y revisa a diario cuando haya avisos de heladas. Recuerda también el post sobre proteger tus plantas para resistir el frio extremo con estas ideas prácticas