¿Alguna vez has sentido la experiencia de comer una hortaliza que has cuidado desde el inicio de su ciclo?

La planificación, siembra, selección de las variedades y su cuidado son un proceso de lo más agradecido, un período en el que mimamos nuestro huerto, prestando atención a los detalles, admirando la evolución de nuestras hortalizas y verduras, y sorprendiéndonos a nosotros mismos con nuestro constante aprendizaje.

Cultivar un huerto a partir de semillas es mucho más fácil de lo que piensas. Si cuentas con poca experiencia en la huerta, lo mejor es comenzar con un pequeño número de especies en el primer año para que puedas familiarizarte poco a poco con las distintas posibilidades de cultivo. ¡En menos tiempo del que piensas estarás cultivando múltiples variedades casi sin darte ni cuenta!

¿Qué ventajas tiene cultivar un huerto a partir de la semilla?

Una de las grandes ventajas para el que cultiva un huerto desde la semilla, es la enorme cantidad de variedades disponibles para ello. Y es que puedes elegir distintos tipos de hortalizas, o centrarte solamente en múltiples variedades de uno o dos cultivos.

Además, puedes monitorizar tu cultivo durante todo el proceso, desde la germinación de la semilla hasta el primer bocado, un aspecto útil para aquellos que desean cultivar un huerto ecológico, pues pueden controlar cada uno de los productos que aplican a sus plantas durante todo su ciclo, teniendo bajo control los productos que vas a consumir desde el primer momento.

Generalmente tus hortalizas a partir de semillas serán más resistentes, pues ya crecen adaptadas al entorno que has elegido para ellas, sin necesidad de establecer un período de adaptación.

Aspectos a tener en cuenta para empezar un huerto con semillas

Espacio de cultivo e iluminación

Tanto si vives en un entorno urbano como si no, deberás conocer el espacio del que dispones, así como la luz que recibe. Lo ideal, como puedes imaginar, es que cuantas más horas de luz tenga tu parcela, terraza o huerto urbano, mejor. Con ello queremos decir que si tienes en tu parcela entre 6 y 8 horas de luz directa no tendrás ningún problema para cultivar pepinos, melones, tomates, sandías, calabazas, patatas, etc.

Sin embargo, si tu parcela cuenta con menos de 6 horas de sol directo al día, tendrás que plantearte ciertos cultivos adaptados a esta cantidad de luz. Con entre 4 y 6 horas de sol directo podrás cultivar verduras y hortalizas como la zanahoria, el rábano, la cebolla, el brócoli, nabos, col rizada, coliflor, etc.

Por último, si tienes entre 2 y 4 horas de sol, tendrás que limitarte básicamente a cultivar verduras de hoja verde, tales como las acelgas, las lechugas, rúcula, espinacas, kale, cebolleta, mostaza, perejil, etc.

Sustrato y forma de siembra

Si cuentas con una parcela, conviene comenzar a labrar la tierra en otoño o invierno para una mejor aireación. Aunque si no te queda más remedio que hacerlo justo antes de la siembra no pasa nada, las hortalizas también crecerán saludables.

Si lo haces en una mesa de cultivo o cuentas con un macetohuerto, puedes airear la tierra antes de la siembra. Es importante que controles el Ph de la tierra, y lo corrijas tanto si está demasiado alto como demasiado bajo. Un ph de entre 6 y 7 será el idóneo, con matices según el clima en el que vivas.

Debes saber que algunas hortalizas toleran bien la siembra directa en la tierra, y otras necesitan germinar en semillero para crecer posteriormente más saludables, y esta información la tienes completamente accesible en los sobres de semillas, algo que ayuda mucho al hortelano por la cantidad de especies y variedades disponibles. Es más, para aquellas hortalizas que se ponen a germinar en pleno invierno, es conveniente contar con un semillero calefactado para que germinen con éxito. Es el caso del tomate o la berenjena si deseamos ponerlas a germinar al final del invierno para contar con una cosecha más temprana.

Algunas de las hortalizas que suelen sembrarse directamente en tierra son las patatas, calabazas, zanahorias, fresas, hinojo, chirivías, nabos, espinacas, acelgas, judías, guisantes o ajos.

En cambio, pepinos, sandías, apio, alcachofa, brócoli, col, tomates, berenjenas, pimientos, cebollas o puerros germinarán con éxito en semillero, donde los tendremos alrededor de un mes hasta que el plantel pueda valerse por sí mismo en el sustrato de nuestro huerto.