Los amantes de las infusiones no renuncian a consumirlas en ningún momento del año. Aunque a algunos les siguen seduciendo las infusiones calientes cuando el termómetro se dispara, nosotros preferimos preparar una modalidad más refrescante: las infusiones frías.

Las infusiones en frío pueden hacerse o bien metiendo en la nevera el resultado de una infusión hecha como es habitual, con calor, o bien realizándola directamente en frío; esto es, introduciendo la mezcla directamente en la nevera a lo largo de varias horas, aunque lo cierto es que no todas las plantas están preparadas para elaborar infusiones en frío con el segundo procedimiento.

Una de las razones de peso para consumir infusiones en verano es aprovecharnos de sus múltiples propiedades diuréticas, depurativas y desintoxicantes también en verano, momentos en los que la hinchazón y las comilonas, especialmente durante las vacaciones, se incrementan de forma notable. Y además, al consumirlas frías, también nos refrescan y pueden sustituir a otras bebidas refrescantes altas en azúcares y conservantes.

Desde Rocalba, como siempre, te animamos a conseguir los ingredientes para tus infusiones cultivándolos en tu propio huerto o kitchen garden. La menta, la manzanilla, la albahaca… todas ellas son plantas que puedes tener siempre cultivadas para tus recetas de cocina, pero también para que te aporten su fragancia y sus saludables propiedades.

¿Te animas? A continuación te sugerimos algunas combinaciones de ingredientes para tus infusiones frías de verano.

Infusión de menta y limón.

¿Puede haber una combinación más refrescante? Pon agua a hervir y mientras corta y muele las hojas para ponerlas a continuación en una tetera o recipiente con tapa.

Vierte el agua hirviendo y deja que la menta infusione entre 5 y 10 minutos. Retira las hojas o filtra el agua y añádele un chorrito de limón recién exprimido. Deja enfriar y luego mete tu infusión en la nevera durante unas horas hasta que la tengas lista para consumir.

Infusión de manzanilla y genjibre.

Cambiamos de tercio a un sabor más dulce con un toque picante. Antes debes haber secado tu manzanilla y recogido las flores que serán las que se utilizarán en la infusión.

Calienta el agua y viértela en un recipiente en el que esté la manzanilla y un poco de jengibre fresco rallado. Deja que el calor haga su trabajo varios minutos. Filtra el resultado. ¡Deja enfriar en la nevera y a disfrutarlo!

Infusión de sandía y albahaca.

En este caso procederemos con la técnica de la infusión en frío.

Es muy sencillo… Licuamos la sandía y picamos la albahaca. Lo mezclamos todo bien y lo metemos en una botella. Prueba la mezcla y si lo crees conveniente añádele algún endulzante.

Mete la mezcla toda la noche en la nevera y al día siguiente ya podrás disfrutar consumiéndola. Puedes darle un toque especial con gotas de algún zumo cítrico y servirla con hielo picado para una sensación aún más refrescante.

¡Pruébalo!