Uno de los alimentos más versátiles de la huerta es sin duda la patata. El cuarto alimento más consumido en todo el mundo es rico en proteínas y micronutrientes, y por ello, ya sean para freír, para cocer o para preparar una enorme tortilla, son una constante en todos los huertos.

Hoy vamos a detenernos un poco más en la siembra y cultivo de la patata, concretamente de las patatas pregerminadas, una forma de cultivo con la que todo son facilidades para el hortelano.

¿Qué son las patatas pregerminadas y en qué se diferencian de las convencionales?

Antes de comercializarlos, los tubérculos de patata se someten a una serie de condiciones lumínicas, de humedad y ventilación concretas en cámaras preparadas para tal fin. Tras un mes o mes y medio, dependiendo de la variedad, se considera que los tubérculos ya están listos para su uso, con el vigor y sanidad idóneos.

Es en este momento, cuando el tubérculo ya está listo para echar raíces, cuando comienzan a comercializarse, siendo previamente seleccionados los ejemplares que presentan un mayor vigor.  De hecho, la patata pregerminada cuenta con múltiples ventajas si la comparamos con el tubérculo convencional:

  • Suponen un ahorro de tiempo para los hortelanos, pues pueden sembrarse directamente sin necesidad de calcular el tiempo de germinación.
  • Brotan de forma rápida y homogénea debido a la selección previa realizada por los profesionales, que escogen las plantas más sanas, fuertes y vigorosas.
  • De esta forma, el cultivo es mucho más precoz, pudiendo aprovechar al máximo las condiciones climáticas y la época idónea para su desarrollo.
  • Por otro lado, y gracias también a su preselección, presentan una mejor resistencia al estrés hídrico, así como a distintas enfermedades e inclemencias meteorológicas.
  • Esta precocidad en su cultivo tiene como consecuencia una cosecha entre 3 y 6 semanas más temprana si la comparamos con el cultivo de un tubérculo convencional.
  • Además de cosechar antes, el empleo de patata pregerminada está relacionado con un aumento de la producción, especialmente en climas con un verano más corto o cuando la siembra es tardía.

¿Cómo sembrar una patata pregerminada?

La siembra de la patata pregerminada es sencilla y no difiere mucho de la de la patata convencional. La patata necesita un suelo ligero pero rico en nutrientes, por lo que un buen abonado de fondo puede aplicarse semanas antes de la siembra. Retira las piedras que pueda haber en el sustrato a la hora de la siembra y asegúrate de que la tierra no está apelmazada.

Con el fin de promover una germinación aún más precoz, puedes someterlas a una temperatura de entre 10 y 12 ºC. Si la patata es pequeñita, puedes sembrarla directamente sin necesidad de cortarla. Pero si es grande, lo recomendable es cortarlas en varios trozos, garantizando que cada uno de los trocitos tenga un mínimo de dos “hijuelos” o yemas.

Una vez atemperadas, las introduciremos en el suelo a una distancia aproximada de unos 10 centímetros de la superficie, con el brote señalando hacia arriba, al igual que cuando sembramos bulbos de flor.

La distancia entre ellas dentro de una misma línea debe de ser de aproximadamente unos 25 o 30 cm, y si sembramos varias líneas, la distancia entre las mismas debería de tener como mínimo 70 u 80 cm, que puede reducirse a unos 50 o 60 cm en el caso de que sembremos patata temprana.

Y ahora ya cuentas con tus líneas de patatas pregerminadas en tierra, y dependiendo de la variedad será más temprana o más tardía, y podrá emplearse para almacenar o para consumir directamente.

En Rocalba contamos con las variedades más conocidas de patata pregerminada: Monalisa, Red Pontiac, Spunta, Kennebec, Agria, Baraka, Desiree, Federica, Jaerla, Vitelotte, etc. las cuales servimos en bandejas de 100 tubérculos o en envases de 5kg.

No dejes de sembrar patata pregerminada, uno de los cultivos que podemos almacenar y que sirven como fondo de armario en cualquier despensa.