Durante el otoño, en los bosques, el suelo se va cubriendo de forma natural de hojas secas y ramitas, así como otros materiales orgánicos que van formando, poco a poco, una capa natural. Exacto, la naturaleza es muy sabia, y con la llegada del frío, esta capa de materiales orgánicos protege las raíces de árboles y arbustos del frío. Esto es lo que se conoce como mulch o mulching, que traduciríamos al castellano como “mantillo”.

Hoy, en el blog de Rocalba, exploraremos un poco más sobre el mundo de los mantillos o mulchings, y sobre todo, mostraremos cómo podemos fabricar nuestro propio mantillo para proteger las verduras y hortalizas de nuestra huerta, así como las plantas del jardín, terraza o balcón, pues además, ¡el mulch puede ser de lo más decorativo!

¿Qué es el mulching o mantillo?

El ser humano aprendió la técnica del mulching observando cómo la naturaleza aplicaba esta cobertura en las plantas de forma natural. Hoy en día se trata de una técnica muy desarrollada que puede aplicarse para distintas funciones, empleando una gran diversidad de materiales. De ahí que existan principalmente dos tipos de mulching en función del material empleado, los orgánicos y los inorgánicos.

En las épocas de lluvias, frío y vientos, una capa de mulch previene la erosión del suelo, el crecimiento de adventicias y la congelación de las raíces, ayudando también a retener mejor la humedad en el suelo, pues al estar menos expuesto al ambiente, se ralentiza la evaporación del agua.

Del mismo modo, con el tiempo, esta capa va llenándose de pequeños habitantes, que junto con los materiales que se van descomponiendo con los meses, poco a poco irán aportando materia orgánica al suelo.

Pero además, y aunque en esta época aplicar el mulching protegerá a las plantas del frío y evitará la compactación del suelo, debes saber que el mulch no es exclusivo de la temporada invernal: se trata de una técnica muy práctica, también en verano, pues mantiene una temperatura constante bajo tierra, protegiendo las raíces en los días de bochorno y reteniendo mejor y durante más tiempo el agua de riego en el suelo.

¿Qué tipos de mulching existen?

Podemos clasificar los tipos de mulch entre orgánicos e inorgánicos. En lo que respecta al mantillo orgánico, éste es el que está compuesto por material vegetal, como hojas, paja, corteza de pino, recortes de hierba, cáscara de coco, restos de poda triturados, etc.

Si deseas elaborar el tuyo propio, debes tener en cuenta:

  • Intenta buscar materiales que no sean demasiado ligeros, pues en un día de viento podrían volarse, y por tanto, dejarían de cumplir su función protectora.
  • Si empleas astillas y cortezas de madera, búscalas bien envejecidas, pues la madera joven absorbe Nitrógeno robándoselo a nuestras plantas, que son las que más lo necesitan para mantenerse verdes y sanas.
  • Evita emplear triturados de poda que contengan hojas de coníferas, pues éstas acidificarán el suelo. En cambio, si cuentas con tierra bastante neutra y deseas cultivar plantas acidófilas, puede ser una buena opción para aportar esa acidificación que requiere el sustrato.

Por otro lado, encontramos el mulching inorgánico, muy empleado en la decoración del jardín, caminos y parterres, así como para cultivos hidropónicos. Entre los materiales más empleados, encontramos la arcilla expandida, grava volcánica puzolana, así como varios tipos de piedras y gravas, marmolina o cerámica triturada.

¿Cómo aplicar un mulch correctamente?

Para aplicar un mantillo protector para el invierno correctamente, el factor más importante es la temperatura ambiente. Es conveniente hacerlo antes de la llegada de las primeras heladas, en un momento en el que el suelo no esté aún demasiado frío, preferiblemente en un día apacible, sin vientos.

  • En primer lugar, quitaremos todas las adventicias en torno a nuestros cultivos.
  • En segundo lugar, tendremos que asegurarnos de que el sustrato que queremos cubrir no está demasiado compacto. Por ello, airearlo previamente es una buena idea.
  • Es el momento de aplicar el mantillo, asegurándonos de no compactarlo demasiado para que el agua de riegos posteriores pueda llegar sin problema a las raíces. Una capa de entre 4 y 8 centímetros será suficiente.
  • Si el suelo está demasiado seco, será interesante realizar un riego tras aplicar el mantillo para aportar humedad al suelo.

Ahora ya cuentas con un suelo protegido de forma que tus cultivos de temporada puedan prosperar. Una vez aplicado, solamente tendrás que añadir un poco más de material al mantillo si observas que desciende su nivel tras unos meses debido a las lluvias o a los vientos.

Apunta esta tarea para la temporada otoñal y asegúrate de proteger tus plantas y cultivos. ¡Pronto observarás los resultados!