Cuando queremos compartir tareas de jardinería con los niños, surgen dudas sobre cómo pueden participar, qué les puede resultar más fácil de realizar o qué puede suponer un peligro para ellos.

Si te gusta la jardinería, tienes un huerto urbano y quieres que los niños participen activamente en su cuidado y mantenimiento, tienes que considerar determinados aspectos que te pueden ayudar a fomentar su afición.

La jardinería es una actividad que puede ser muy divertida y educativa para adentrar a los niños en el mundo de la naturaleza. Es posible que ellos demuestren mucho mayor afán de participación del que los adultos creemos. Además de los posibles riesgos que conlleva para los más pequeños, también hay que tener en cuenta su habilidad y nuestra paciencia.

Su capacidad de aprendizaje y su gran curiosidad hacen que quieran abarcar más de lo que pueden. Y el grado de exigencia de los adultos, puede hacer que esperemos un resultado mucho más perfecto de lo que se obtiene.

Por ello, hay que tener en cuenta el grado de dificultad que tienen las tareas encomendadas, así como la delicadeza de las plantas que pueden cuidar.

Las mejores plantas para los niños

En un principio, cualquier tarea que los niños vayan a hacer con los adultos va a despertar su interés. Saber que están haciendo actividades “de mayores”, por regla general les genera un gran entusiasmo.

Además, es una manera muy fácil y didáctica de hacerles comprender la importancia de cuidar la naturaleza, así como de conocer los diferentes elementos y seres vivos que forman parte de ella.

Uno de los principales aspectos a considerar es la resistencia de las plantas que vamos a poner a su cuidado. Piensa que si les dejamos con plantas que son excesivamente delicadas, cualquier descuido puede provocar que la planta se marchite y hacer que el niño pierda el interés por sentirse torpe o poco capacitado para el cuidado de las plantas.

Entre las plantas más resistentes y de fácil cuidado puedes encontrar un amplio abanico de posibilidades. Por ejemplo las petunias, los geranios o las azaleas son plantas que pueden resultar muy atractivas y gratificantes para los niños.

También es importante tener en cuenta el ritmo de crecimiento de la planta. Ellos suelen ser menos pacientes que los adultos y el hecho de que no vean ningún cambio aparente en varios días, también puede despertar su desánimo. ¡Aquí vuestros mejores aliados van a ser los bulbos de flores!

Con el proceso de crecimiento, se les puede explicar de una manera práctica el ciclo de la vida, los procesos vegetales y otra serie de conceptos naturales que pueden comprobar por ellos mismos.

Pueden aprender también las diferentes formas de reproducción de las plantas, como por esquejes, que les resultará curiosa y atractiva.

Además de plantas florales, también puedes probar con ciertos alimentos, como los tomates, las fresas o las patatas. Poder incluir en la ensalada un alimento que ellos mismos se han encargado de cultivar les llenará de orgullo.

Concienciar a los más pequeños de la importancia de cuidar el ecosistema puede ser una labor muy divertida. Cuidando sus propias plantas, los niños no solo aprenderán aspectos esenciales de la naturaleza, sino que aceptarán de buen grado una serie de responsabilidades, con las que obtendrán resultados muy gratificantes.